Grecia

El buen estado de la dentadura ha sido siempre un indicio de salud, sobre todo en la antigüedad cuando era la única manera de ver el interior del cuerpo sin abrirlo. Una piel limpia y con aspecto jugoso, un pelo abundante y unos ojos cristalinos tenían que acompañarse de una buena dentadura en cualquier mercado de esclavos, en una época en la que en Grecia se comerciaba con las gentes igual que con el ganado. Pero si se hacía, está clarísimo que era porque esos esclavos vivían más y mejor, y rendían adecuadamente.

Aunque los términos que usamos hoy en día para nombrar las distintas especialidades y trabajos dentales proceden del latín y del griego en realidad en aquellos tiempos no parece que existiera una rama separada sino que estaba englobada dentro de la cirugía, es más, la propia medicina estaba mezclada con la magia y la filosofía hasta la llegada de Hipócrates  (460 a.C./370 a.C)

Hipócrates, padre del Juramento hipocrático, empieza a buscar el origen de las enfermedades en causas científicas. Junto con Aristóteles (384 a.C ) nos deja además los primeros protocolos higiénicos para los cirujanos en los que, por ejemplo, dice que deben llevar las uñas cortas y sentarse con buena luz y extremar la limpieza. Nos dejan también algunos  procedimientos de esterilización usando alambres calientes para tratar algunas enfermedades de los dientes y tejidos orales. Describen incluso como sustituir dientes perdidos, estabilizar los que se movían o extraerlos como última opción.

Roma

Galeno

Griego también, Claudio Galeno (131 a.C.) estudió  en Alejandría y recopiló todas las obras de medicina conocidas en su época. Ejerció en Roma y fue el primero en reconocer que el dolor dental podría deberse a pulpitis (inflamación de la pulpa) o pericementitis (inflamación de la raíz). Clasificó los dientes en centrales, cúspides y molares. Algunos historiadores lo consideran el primero que recomendó limpiarse los dientes con piedras abrasivas tras cada comida. Escritor incansable, su principal obra, Methodo medendi (Sobre el arte de la curación), se utilizó como fuente autorizada de la medicina hasta los tiempos del Renacimiento.

odontologia en grecia
Hipócrates, Aristóteles y Galeno

La medicina estaba en Roma también combinada con rituales mágicos y la ejercían tanto hombres como mujeres. Además de realizar tratamientos de enfermedades bucales, los romanos eran expertos restauradores de dientes cariados con coronas de oro y reemplazaban los dientes perdidos con prótesis fijas. En Roma se tenía en gran estima la higiene bucal y  usaban el agua para lavarse. El uso de polvos dentífricos era generalizado y podía usarse una gran variedad de sustancias no necesariamente efectivas.

Celso

El enciclopedista romano Celso describió con detalle el instrumental quirúrgico utilizado por los médicos de la época. Entre ellos, un instrumento especial llamado “tenaculum”, utilizado para extraer las raíces de los dientes. Celso, en su compendio médico, hace referencia a la higiene oral y tratamientos básicos. Recomendaba a quien tuviese un diente en mal estado, no apresurarse a extraerlo y utilizase otros métodos primero. Si la pieza que había que extraer estaba en muy mal estado y presentaba orificios, se recomendaba rellenar dicho hueco para que ésta no se rompiese al extraerla. Recomienda también limar las coronas fracturadas y reposicionar.

De todas formas, tal y como revelan los últimos estudios llevados a cabo en los restos humanos encontrados en las ruinas de Pompeya, parece ser que la salud dental de los pompeyanos era bastante mejor que la nuestra. Sin duda por alimentación en la que los dulces brillaban por su ausencia.

Así que ya saben, una correcta higiene y revisiones periódicas nos evitarán muchos problemas.

En nuestro próximo post de Historia Dental veremos los avances que se produjeron en la Edad Media.

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